30 diciembre, 2015

Antiguas despedidas y nuevos saludos.


Hace un día que llegué de un viaje de tres días con una amiga y un amigo a un lugar en México que no está muy lejos del D.F. y que cada vez me gusta más porque es tranquilo y mágico y tiene una eterna primavera (y porque es tan tranquilo que puedes estar en bicicleta por todos lados).
Nadé, hice ejercicio sin pensármelo jugando, comí bastante, reí bastante, visité algunos lugares, tomé varias fotos, me resfrié el día antes de que nos fuéramos, mejoré mientras estábamos allá,  desveladas por café, pláticas, baños a la una de la mañana y mi medicamento. Me mantuve desconectada del mundo entero pero totalmente activa en lo que vivía en el momento. Eso me encantó. Además de todo, y la cosa más creativa e interesante: 

aprendí un poco más sobre Dios y sobre la vida. Nada de fiestas, alcohol, drogas o sexo. Eso no es necesario para ser feliz.
Después de eso, ayer por la noche, todos llegamos a la Capital, nos despedíamos, dábamos gracias a Dios y volvíamos a casa. 
¡Me divertí a lo grande y aprendí fiesta!
Y al llegar a casa lo único que me invadió como si me estuviera atragantando fue la realidad. Todo de lo que puedes "depender", como por ejemplo, las malnacidas redes sociales. No digo que las odie, porque lo acepto, siempre tengo que estar aunque sea en una de ellas. Pero vale, diré la verdad: no soporto facebook. Me harta, lo odio. Es estresante y superficial. No suelo abrirla por esas razones. Y entonces comienzan a llegarte todos los mensajes de WhatsApp como flechas directo a los ojos. Tienes una realidad y un mundo al que acceder
Una hora después ya estoy contestando mensajes. Otra hora después me doy cuenta de muchas cosas: que este año me he despedido de muchas personas de las que era necesario despedirse y he dicho "Hola" a muchas otras personas especiales y momentos que han sido maravillosos (la verdad ya me había dado cuenta desde hace meses, pero ahora me siento más agradecida).
Pienso en esas personas a las que les he dicho adiós, pienso en las otras a las que les he dicho hola. Pienso en los momentos más felices. Pienso en este viaje, en lo que pasé y aprendí. Pienso en que al final, como todo, teníamos que despedirnos.
Pienso en los cambios que ha habido en mi vida y las personas y momentos que han hecho cambiar este año de vida. Dicen que cuando algo se va, algo mejor viene. Y lo que siembras, cosechas y que un cambio a veces es lo mejor.
Una despedida siempre viene tomándole la mano a un cambio. En algún punto de nuestra vida (o en varios) siempre tiene que llegar un momento de caos. Alguna vez alguien ha quemado nuestros sentimientos, otra persona quizá ha saqueado nuestro corazón, alguien más ha podido rajar nuestra alma con una navaja o ha llegado otro más que haya logrado reconstruirnos. O la persona simplemente tuvo que irse y no hay explicación, solo duele y debemos aceptarlo por más cruel que sea. Aún con esos interminables cambios, lo maravilloso de todos nosotros es que, un poco rotos o un poco vivos, logramos adaptarnos a lo que venga. Siempre se ha dicho que una de las cosas más difíciles en la vida es despedirse. Es por eso que le tenemos miedo al cambio, o a que todo deje de estar bien, y con eso, a recibir y a obsequiar despedidas, porque creemos que todo se irá directo al suelo, creemos que todo quedará en ruinas. Pero eso no es tan malo como parece. Las ruinas son el impulso que nos moverá, son la palmadita en la espalda que nos alentará a esforzarnos y levantarnos. Las ruinas son el ahora y lo que vendrá mañana, que será mucho mejor.
Y con esto, no me resta más que decir que no hay despedidas, hay nuevos saludos.
No hay cambios, hay una preciosa transformación.
Y sobre todo, hay renovada esperanza.
Y el único Autor de la esperanza, de esa chispa que  que nos saludará, nos transformará y no se despedirá nunca... es Jesucristo.










24 diciembre, 2015

¡Ven! ¡Quiero presentarte al Príncipe de Paz!




 Cuando pienso en Navidad, me pasan muchas cosas por la cabeza. Se vienen recuerdos, películas, novelas, tradiciones, comida y un personaje que es muy importante para mí (y probablemente para muchas otras personas como yo).
Hablemos de lo primero que se me pasa por la cabeza: Mujercitas.
Este año, antes de salir de vacaciones, una muy buena amiga me regaló algo perfecto que venía muy bien conmigo: la película de Mujercitas. Eso logró hacer mi diciembre más perfecto.
La historia de las hermanas March comienza en Navidad, con la carta que van a leer de su querido papá que está peleando en una Guerra cruel. Hay un contraste increíble en ese momento de la historia: la alegría de la Navidad y la tristeza de saber cómo está su padre. Lo que me gusta de aquella escena es cómo al principio todas lloran pero después hay una esperanza renovada basada en la firme idea de que todo estará bien. 
Menciono a Mujercitas porque es uno de esos libros (y películas) entrañables y conmovedoras que te recuerdan la nieve, los abrigos y la Navidad en cada parte de la historia. Y además, Marmee siempre nos enseña a todos que...
Las penas y tentaciones de tu vida comienzan ahora y quizá sean muchísimas, pero puedes vencerlas a todas si aprendes a sentir la fuerza y ternura de tu Padre Celestial como sientes la de tu padre terrestre. Cuanto más le ames y confíes en Él, tanto más te sentirás envuelta por su protección y tanto menos dependerás del poder y la sabiduría de los hombres. Su amor y cuidado nunca se cansan ni cambian, ni tampoco te los puede quitar nadie, sino que pueden llegar a ser la fuente de una paz, de una felicidad y de una fuerza que durarán toda la vida.
 Las frases de Marmee respecto a Dios son maravillosas. Y se supone que Mujercitas no es un libro de ficción cristiana. Es por eso que esta historia se me viene a la cabeza cuando pienso en Navidad. Y por ese regalo tan especial, estoy segura que cuando piense en Navidad Little Women estará muy presente.
A la Navidad se le puede exprimir jugo dulce de todos lados: hay un sinfín de valores que la Navidad representa, y por qué no, de ahí la historia de amor más increíble y perfecta de todo el mundo.
El primer valor es la generosidad, y qué más da, el amor viene tomándole la mano.
Dicen que es mejor dar que recibir y esta lección se aprende muy bien al llegar diciembre. No importa qué, todos queremos comprar regalos para todos. A mí me pasa que quiero regalarle a todo el mundo sin importar si vayan a regalarme algo también. Y esto se hace colectivo, porque sé que hay muchísimas personas allá afuera que se sienten igual que yo. Es una de las cosas más bonitas de la Navidad.
 
Pero la historia más feliz e increíble y perfecta de amor es cuando desde lo alto, Dios crea un Plan Inimaginable para ti. Un plan de esperanza, paz y felicidad. Un plan que es y será maravilloso.
La historia comienza cuando Dios le dije a su único Hijo Jesús

"Oye, ¿sabes qué? Este mundo está tan mal que lo único que puedo hacer es destruirlo. Los he perdonado una y otra vez, ¡y mira qué ha pasado!".
"Pero, papá", le dice Jesús, "¿No hay otra manera de controlar esto? No puedes destruirlos. ¡Los amamos tanto!".
"¿Qué sugieres?".
"Yo me doy en su lugar, pago el gran precio de todas sus fallas, los perdono y les doy una nueva vida, con luz y felicidad."

Y entonces Jesús llega a la Tierra y es anunciado por profetas y ángeles. El Rey de todos ni siquiera necesitó un trono, una corona de oro o riquezas, fue a dar a un humilde establo. Ahí yace una verdad hermosa: en las cosas más sencillas es donde podemos encontrar a Dios.
Pero, ¿y entonces qué sucede?
Sucede que la esencia de la Navidad es solo una. Solo una y la más importante.

¿Te has pregunta por qué la Navidad es una de las fechas más importantes de todas? Te lo digo aquí: No importan los regalos, no importa qué tan generoso seas, no importan las tradiciones o los villancicos, las galletas de jengibre, el árbol de navidad o las esferas, las coronas. No importa nada de eso, ¿sabes por qué?
Porque eso no es la esencia de la Navidad. No es lo que está en lo profundo, eso solo es una parte. 
La esencia es el nacimiento del personaje más importante de toda la historia: Jesús.
La esencia es que Él te ama y vino a nacer aquí por ti y para ti. Imagina a alguien que tenga en la cabeza desde niño que es un sacrificio vivo para que tú tengas un futuro lleno de gozo. Imagina a una persona que sepa desde que es un adolescente que vino al mundo para morir  por ti, simplemente, qué más da, por que te ama como no te imaginas.
Ese es Jesucristo.

Ese es nuestro Príncipe de Paz, y Él, solo este niñito que nació en un un pesebre y luego venció a la muerte y a la oscuridad y se convirtió en Rey, solo Él es la esencia de la Navidad.

¡Te deseo una excelente Navidad! ¡Alégrate mucho! ¡Ya has conocido al Príncipe de Paz! ¡Feliz, feliz Navidad para ti!


Con mucho amor y deséandote lo mejor,








21 diciembre, 2015

Crónica a un León y a un Escritor.





Por fin, después de tanto tiempo esperándolo, me he comprado el primer libro de Las Crónicas de Narnia. 
He estado esperando pacientemente este libro desde hace años y ahora ¡por fin C.S Lewis me está contando su historia!
¡Ajam!
Pero mi historia con estos libros se remonta a El León, la Bruja y el Ropero sin siquiera tener conocimiento de que existía El Sobrino del Mago antes de éste. Mi historia comienza cuando a los once años me estoy leyendo El Príncipe Caspian antes que los dos anteriores. Me decepcioné tanto porque creí que era "aburrido". ¿Y cómo no decepcionarse tanto? ¡No había leído dos libros que antecedían a ese y eran innatos en la historia! Qué tonta fui. Bueno, era de esperarse, tenía once.

Cuando abrí las páginas del Sobrino del Mago entré en aquel Londres de 1940 como una espectadora de una obra maestra y me senté en una banquita a observar a Digory. No sé qué pasará después, lo único que siento es que me voy a divertir muchísimo en la nieve. Pronto entraré de lleno a Narnia. ¡Y conoceré al tierno y guerrero Aslan!
¿Qué mejor en estas fechas? No pude haber escogido obra más cautivante

 Lo primero con lo que me encontré en el libro fueron dibujos. Casi me caí de la cama y comencé a llorar. ¡Me sentí como una niña! ¡Me sentí en Narnia de verdad!
C.S Lewis siempre escribió historias para niños y para adolescentes, nunca creyó que un público más grande fuera a devorar sus preciosos libros. Pues ahí lo tienes Lewis, ¡lo lograste! Me sentí Lucy Pevensie al entrar ahí.


Me hubiera gustado conocer a C.S Lewis. Es uno de mis héroes literarios. Hace tiempo leí una biografía de él y me gustó mucho. Es de la editorial JUCUM y por ellos comencé a leer libros, así que les agradezco infinitamente. C.S Lewis fue una persona extraordinaria, su historia y sus novelas, sus ensayos nos dejaron palabras contemporáneas que se pueden leer en cada generación. De ser alguien que no creía en Jesús y casi aborrecerlo a crear un León llamado Aslan que era una metáfora de Él. Y toda la historia de Narnia es una metáfora sorprendente.

Cuando veo a Aslan y cuánto amor tiene por los hermanos Pevensie (Un poco más por Lucy) me entran una ganas terribles de llorar. Pero no de tristeza o nostalgia, sino de felicidad. Ahí está Jesús. Ahí está nuestro salvador. ¿Ven a ese león? Pues es Jesús, el León de Judá.
Creo que en mi mente ya he visto a Aslan infinidad de veces y he escuchado su voz muchas más veces. 
Puedo decir que Aslan es mi amigo y me ama, que estará conmigo por siempre y que murió por mí porque soy muy especial para Él.
Soy una seguidora de él. He entrado a Narnia demasiadas veces.
Parece que estos libros tienen una profundidad más grande que la misma Narnia. Hay tantos significados que se esconden entre los pinos y la nieve que es fácil sentirte como en casa. (SIGO HABLANDO DE AQUELLOS LIBROS QUE TE HACEN SENTIR COMO EN CASA).
Me siento muy feliz. Me siento agradecida de haber podido conocer a C.S Lewis, me siento agradecida de poder leer Narnia ahora.
Estoy muy feliz  porque he entrado en Narnia incontables veces y porque conozco a Aslan de toda la vida y me habla al oído con tanto amor que me siento Lucy Pevensie una y otra vez.

Aslan es mi regalo de Navidad
¿Quieres que te lo presente?










18 diciembre, 2015

¿A qué sabe escribir?





Hace dos o tres años me quedé sin computadora por que un gran virus se la comió lentamente y la echó a perder. Si la computadora hubiera sido un humano, la enfermedad que hubiera tenido sería el cáncer. 
Estaba escribiendo una novela corta de misterio y romance, era de un vampiro en Dinamarca, con castillos góticos, sangre, espadas y damiselas en peligro. Tenía algunos cuentos que había escrito con el tiempo guardados en la computadora, también tenía otra novela de ficción cristiana con romance y el mundo espiritual y acción y un boom de sorpresas. 
Aparte de mis cuentos y novelas, tenía más de cincuenta cómics guardados en un programa especial para leerlos del que ya no tengo memoria. Sí, me encantaban los cómics, no sé cómo, pero me la pasaba leyendo cómics. Aún sigo amando al Universo Marvel y a DC Comics... y a Stan Lee, por cierto.
Tenía una buena cantidad de canciones descargadas.

Mi tío reparó la computadora, y cuando dos meses después me la entregó estaba como nueva. Funcionaba a la perfección y era rápida. Estaba limpia.

Pero todas mis novelas, mis cuentos, los cómics y las canciones se fueron al infinito y más allá. A la basura infinita del software de un aparato increíble.
Imaginen eso. (Yo no puedo).
No me da miedo recordar esa época aun por lo triste y frustrante que fue. 
Siempre he creído que todo tiene un propósito en esta vida y siempre hay una lección para cada cosa.

Cuando todavía tenía la computadora y antes de que todo el problema me atropellara, me gustaba escribir a la antigua: en papel y con pluma. Hacía ensayos de dos o tres hojas de ambos lados y me dejaba llevar. Cuando la computadora se fue, aunque yo no lo sabía, esa sería la circunstancia perfecta para saborear mejor mi propia escritura. Ya le había encontrado un sabor desde la prehistoria, pero ahora tenía que saber qué era sentirse en los anales de la historia y palpar lo que hacía con mis dedos. Sentir la tinta y a qué sabía.
Yo no puedo quedarme sin escribir. Es mi mundo y toda mi vida. Cuando no escribo siento que me falta el aire, se me hace un hueco en el alma. Me falta algo para terminar mi día bien. 
Entonces pensé que si no tenía computadora no me iba a quedar llorando todo el año por lo que había pasado tirada en el vil suelo. No. 
Me levantaría, tomaría las hojas de papel blancas que necesitara, iría por la pluma, me sentaría en mi siempre fiel silla y en ese mueble donde se había quedado el solitario espacio sin computadora iba a escribir.
Por alguna razón, en ese entonces le había pedido a mamá que me comprara una pluma fuente y las hojas de papel que usaba eran tamaño oficio, así que imaginen qué emoción para mí.

Lo primero que me dije a mí misma fue: "Me siento como Jane Austen".
Dante Allighieri no pudo relatar aquellos infiernos sin tomar la pluma fuente y la hoja casi roída y vieja. Shakespeare escribió a tinta y a hoja, John Bunyan no se quedó atrás.
No podía creerlo, pero estaba en los anales de la Literatura. Me sentía como Anne Hathaway representando su papel de Jane Austen en Becoming Jane.

Y escribí y escribí y escribí... Y ESCRIBÍ. ¡Lo estaba logrando con una pluma fuente! 
¿Saben en qué terminó todo? En la novela que finalicé y estoy auto editando ahora.

No sabía qué tan bien se podía sentir escribir a mano, a pluma fuente y a papel de aquella manera. Viví el momento, sentí el papel, me manché de tinta los dedos, me comí mis palabras, me tragué los sentimientos. 

Supe, sentí y saboreé que eso era en verdad, la gloria.


¿A qué sabe escribir? Sabe a galletas navideñas, a una paleta de chocolate, sabe a comida mexicana, a comida italiana, sabe a fresas con crema, sabe a reír hasta que te duela el vientre, sabe a mirar un atardecer, sabe a enamorarte, sabe a tener un corazón roto, sabe a momentos, vídeos, fotos polaroid que te sacan una sonrisa. Sabe a viajar a la playa, sabe a sentir el viento en tu cabello, sabe a oler una rosa, sabe a sentir el sol en tu piel, sabe a mirar las estrellas. 


Sabe a un infinito. 

¿Quieres probar?













17 diciembre, 2015

¡Renovando nuestro hogar!


¡Hola de nuevo! :)
Hoy traigo la noticia y sorpresa que iba a darles a todos aquellos que me leen. Este año hemos pasado muchas cosas, seguro que ustedes han estado tan ocupados como yo. Se hizo muy corto el tiempo y casi ni pude escribir nada (Dios, qué será cuando llegue a la Universidad D: ), pero lo poco que aprovechamos, me gustó mucho. Este año tuve muchas joyitas buenas que leer, unas más clásicas y otras más contemporáneas, pero fue una salpicada grande de muchos colores y sentimientos. De hecho, este año no obtuve todo lo que quise, pero aun así, este año me enamoró. Luego platicaré de eso.
Escribí poquito, casi un rayito de sol, pero escribí con todo mi corazón. Les agradezco todas sus visitas y espero saber más de ustedes en sus comentarios, qué hacen, qué sienten, si tienen plantitas o gatitos... Espero que este año haya sido espectacular para ustedes. MIL GRACIAS.

Quizá la noticia no les agrade a todos, quizá les parezca una mala noticia, pero aseguro que al final les gustará mi oferta. Será algo justo.

¡TAMBORES, POR FAVOR...!

Ya no escribiré reseñas de libros. O bueno, solo unas pocas de vez en cuando.
Esta vez me dedicaré a algo un poquito diferente: a escribir.
Siempre estoy diciendo que soy escritora (y los soy, no es broma; no escribo estupideces en Twitter ni es un "sueño" en mi cabeza, sépanlo),  entonces ahora voy a contarles mi manera de ver la vida. Voy a escribir sobre la vida, sobre lo bonito de ella y todas sus metáforas. Y quizá un poco después ya esté publicándoles parte de mi novela... 
Ahora tengo ganas de hacer algo diferente porque es necesario. Si les gusta lo que leo, ¡prometo que les posteo una lista de lo que leo! De hecho, no se me van a olvidar los In My Mailbox ;). Prometido.
Mi vida es casual y sencilla, no se preocupen. A veces extraordinaria, otras veces muy tranquila. No es una vida tipo Taylor Swift ni nada. Lo único que es diferente es que siempre trato de encontrar lucecitas de muchos colores en donde no las hay, siempre le exprimo el lado sabroso a las cosas, siempre trato de pintar estrellas en la oscuridad y sonreírle a las malas vibras, siempre estoy tratando de inspirarme y crear... y luego inspirar a los demás. Y ya saben lo que dicen, si la vida te da limones...


Mi propósito con esto no es otra cosa más que inspirarlos y sacarles una sonrisa. Simplemente porque son valiosos y hermosos y los quiero. Y también porque Jesús los quiere.

¡Muchísimas gracias por todo!



Hay mucho por descubrir hasta en el lugar más pequeño.
¿Qué dicen? ¿Vienen conmigo?








16 diciembre, 2015

"No podría amar a nadie más como amo a mis hermanas".


¡Por fin! ¡Por fin he vuelto! ¡Estoy aquí, estoy aquí! 
Me da tanto tanto tanto gusto regresar :)
¡Hay un "bunche" de "por fines" para relatar, amigos!
Por fin he terminado el semestre. Por fin salí de vacaciones. Por fin he vuelto. ¡Por fin ha regresado ese mes tan hermoso que es diciembre! ¡Por fin va a ser Navidad!
Esta es la época más perfecta y especial de todo el año. Y es por eso mismo que no se me podía pasar uno de los mejores libros "del mundo mundial" que me recuerda tanto a la Navidad porque curiosamente la historia comienza en un día de nochebuena.
Sé que ya saben de que qué libro les hablo y de quiénes también. Ajum! 
¡Vamos allá!
A mí me tocó este... ¿Ustedes cuál tienen?


 Mujercitas cuenta la historia de Meg, Jo, Beth y Amy. Ellas son las hermanas March, cuatro mujercitas en trance de convertirse en adultas, abiertas a la vida y sus complicaciones y en plena educación sentimental.
Meg quiere casarse con un buen hombre y formar una familia, Jo sueña con convertirse en una escritora famosa, Beth se conforma con tener siempre un piano junto a ella y poder ayudar a quienes lo necesiten y Amy está decidida a ser alguien importante en la sociedad. Esta historia tan divertida se narra desde el fondo de la Guerra de Sucesión en Estados Unidos y es una novela de aprendizaje y un clásico que se ha leído en todo el mundo de generación en generación.


 En mi familia, Mujercitas tiene un legado maravilloso. Todas mis tías y mi mamá leyeron Mujercitas. Y claro, yo también, en algún momento de mi vida tenía que hacerlo. Me lo había planteado desde hacía como un año y no encontraba el momento exacto para leer este libro porque tenía otras novelas más en la cabeza. Mi suerte continua es ver las películas antes de leer el libro, así que fue lo mismo con esta querida obra. Recuerdo que nunca en mi vida había visto la película y entonces sucedió que era 25 de diciembre el año pasado y me levanté tarde -eso suele suceder en 25 de diciembre. Mi familia estaba mirando algo en la t.v; era una película clásica romántica pero yo no sabía cómo caracoles se llamaba. Me interesó y me quedé a verla. ¿Cuál creen que era? En efecto. Pero sólo vi la última parte, ya saben, donde Amy y Teddy :,(...  ¡Ah!. Cuando terminé segundo semestre(un año después), se me dio la gana ponerla en la computadora y verla con mi mamá. Por fin pude verla completa (Más "por fines"). Se me hizo tan especial y familiar que me la pasé llorando cuando terminó. 
Desde que comencé con este libro hubo algo que hacía saltar mi corazón y que lo hizo familiar; si hubiera estado en otra parte del mundo, me hubiera hecho sentir en casa. Alcott logra enseñarnos las cosas simples de la vida, nos hace valorar el ritmo de nuestras vidas, nuestra niñez y también nuestra juventud. Es cierto que "vamos a crecer y tenemos que saber lo que queremos" y Mujercitas nos enseña muchísimas cosas valiosas que quizá podamos perder al no darnos cuenta de ellas. En esta novela se encuentran valores importantísimos que en algunos libros contemporáneos ya ni siquiera existen. La verdad, siendo yo seguidora de Jesucristo y su amiga, no me va nada mal que Marmee siempre esté tratando de enseñarle a sus hijas que solo en Jesús encontrarán lo que no se encuentra en este caótico mundo.
Me gusta cómo expresa la fe de una manera singular, sencilla. Me gusta cómo hace ver que Jesús no es una religión, es un amigo. Así que por siempre voy a estar agradecida con Alcott por hacer una novela tan tierna y auténtica en cada aspecto.
Amo la relación entre esas hermanas y su amistad con Teddy, el pillo y protector Teddy. (Tal vez es porque yo no tuve hermanas y siempre he tenido curiosidad por saber qué se sentirá tenerlas). Me encanta como es que siempre tienen que estar jugando e inventando cosas. ¡El Club Pickwick y su periódico! ¡Oh! Pero, ¿cómo no va a ser especial y hermosa esta novela? Esta novela es vida.
Creo que si Jo existiera yo sería una de sus más grandes amigas. Yo he sido otra de las víctimas que se ha identificado con esta heroína. Todas decimos que somos como Jo, pero pienso que la única que en realidad fue Jo, fue Alcott x). 


 Como siempre, recomiendo que primero lean el libro. La película es una adaptación magnífica, pero un libro siempre va a hacernos sentir en casa :). 






Muchas gracias por leerme :). ¡Tengo un par de sorpresas que vienen, espero que los hagan felices! No van a perderme el ritmo, se los prometo. 

Coman mucho estas fechas y sonrían grande grande.
Hagan galletas de chocolate.







02 octubre, 2015

Las Canciones que Nadie Entiende...

He vuelto (pero así como vuelvo puedo irme). La ausencia siempre está presente -aunque suene gracioso- cuando no tengo ni tiempo para dedicarme a este blog. Ustedes saben, a parte de estar ausente, no tengo inspiración para hacer reseñas. Lamento decir que ni en mis minutos libres se me ha pasado por la cabeza escribir aquí. No es que no me guste, es que, como dije antes, no me inspira escribir simples reseñas. Quizá muy pronto traiga algunos de mis escritos o quizá una novela que los sorprenda, claro, todo asegurado antes de que alguien pueda robarme el escrito. Quizá también es el otoño, que me empieza a poner floja, con ganas de hibernar y dormir todo el día.
Tengo que avisar que aún me quedan 3 meses más de semestre (y quién sabe qué vaya a ser de mi vida) pero siempre me puedo ausentar (lo lamento con toda mi alma). 
Muy bien, ya que estoy aquí, quiero agradecerles a quienes seas lectores fieles (a los nuevos les mando un gran abrazo) y felicitarme a mí misma por tener ánimo para hacer esto. 
Sé que tener un blog es dedicarle tiempo y esfuerzo, lágrimas, sonrisas, talento y creatividad... espero hacer lo mejor.
Por ahora, seguiremos haciendo lo que dejamos pendiente.
 ¡Disfruten, y a la carga!

LA CANCIÓN DEL ÁNGEL.


 Cuando Ana Fletcher para ver a su hermana menor, Sara, recibir su grado de maestría, ella se encuentra en la parte trasera de una ambulancia, observando imponente como Sara lucha por vivir. Durante el viaje, Sara parece hablar con alguien que no está allí, canturreando una melodía que Ana nunca antes había escuchado.
Esa melodía poco familiar y maravillosa sigue encontrando a Ana, primero en la capilla del hospital, luego en sus sueños y finalmente en la casa vacía de Sara.
Dos vecinos tienen un efecto profundo en Ana. Ethan McKinney le presta su apoyo cuando Sara muere inesperadamente y se ofrece para ayudar a reparar la casa de la familia Fletcher para venderla. Ethan la distrae, pero lo que angustia a Ana es el hijo de doce años de su vecina Tammy. Keith tiene síndrome de down y la mañan de creer que él puede ver y escuchar ángeles. De hecho él insiste en que ellos velan por ella de maneras en las que ella nunca se había imaginado. 
Dios comienza a revelarse a Ana, tanto en sus nuevos amigos como mediante acontecimientos sobrenaturales. Mientras ella descubre la presencia real de ángeles a su alrededor, ¿abrirá finalmente su corazón para recibir el amor sanador de Dios?

 Esta es una historia a lo que todos llaman algo así como "encontrarse a sí mismo".
Ana es un persona peculiar, herida desde su niñez porque su madre la abandonó, atascada en un trance de sentimientos negativos encontrados por lo que no pudo ser. Aunque es una persona brillante y creativa como diseñadora de interiores, su mundo interior parece opaco y cerrado. Ella está corriendo en círculos. Ahora, cuando ha querido viajar hasta Charleston para ver a su hermana  recibir su maestría y festejar, justo cuando van en el auto, un camión las arroya. Sara muere y en el corazón de Ana se rasga otra herida profunda. 
Pero entonces hay una canción tranquila que le da paz cuando está en el hospital, esa canción que no reconoce, se queda suspendida en su mente y mientras conoce a Ethan, un chico muy noble que quiere ayudarla a encontrar su camino y a Keith, un niño de doce años que tiene el don de poder ver y escuchar ángeles, esa melodía podrá descubrirse y saber qué es lo que está alrededor del pequeño mundo opaco de Ana.

En lo personal, esta novela me gustó mucho y superó mis expectativas, aunque no todas. La leí hace dos o tres meses, cuando entré a tercer semestre de preparatoria. Estaba pasando por un momento medio histérico y melancólico juvenil que siempre suelo pasar cada que empiezo un semestre, así que puedo decir con honestidad, que Dios puso este libro para hablarme. 
Nunca había leído un libro de Sheila Walsh, pero esta autora tiene experiencia y cualquiera podría identificarse con sus letras y su redacción, con la historia misma; más bien, uno puede mostrarse empático con ésta. 
La historia es una alegoría misma. Si le ponen suma atención y lo leen disfrutando, se darán cuenta de muchas cosas escondidas. 
La historia cuenta cómo Ana diseña habitaciones y casas, y siempre escoge esos colores mates tales como el negro y el blanco, o el crema, el negro y el gris. La historia cuenta cómo de esa forma Ana está visualizando su vida y sus sentimientos. Ella es cerrada, casi fría, cree que puede hacerlo todo por sí misma. Se da cuenta de que siempre está fingiendo ser lo que no es... y esa parte de la novela me mató. Gracias a Dios alguien se atrevió a hablar de esto, es magnífico.
Otra cosa que he AMADO sobre esta novela es a Ethan. Soy mujer así que un hombre como Ethan se me hace muy dulce y quizá también travieso. He amado a este personaje tan genuino y noble. A parte de que tengo una ligera obsesión con el surf y sus derivados x). (Sí, él es surfer).
Ethan es cristiano, así que comienza a mostrarle a Ana que las cosas se pueden ver de distintas maneras en diferentes lentes
Y bueno, también está el tierno y amoroso Keith, pequeño niño que le enseña a Ana que hay un mundo real y seres maravillosos que nuestras pupilas no pueden ver pero que hacen actos que nos hacen sonreír.

La verdad es que con esta novela me la he pasado de maravilla y la recomiendo, quizá se parece mucho a la vida que llevamos todos, en algún tiempo o en su totalidad. Quizá esta historia grita que la vida no es fácil, pero que siempre hay una esperanza. Quizá demuestra la necesidad y el vacío tamaño Dios que está dentro de nuestras almas. 
Y nos presenta al Único que puede cambiar colores mate como el blanco y el negro por un arcoiris de colores brillantes y hermosos que nosotros ni siquiera imaginamos.

















30 julio, 2015

De un continente a otro, paso a paso...






Hace bastante tiempo que quiero reseñar este libro, por falta de tiempo-pero qué ironía - no he podido. Ya dije que Keila Ochoa Harris es una de mis autoras favoritas de ficción cristiana. Este libro lo compré en Marzo de este año y supongo que ya lo mostré en un In My Mailbox
Así que, para los que tenían ganas de que reseñara este arte, se les ha cumplido sus sueño. 
Hoy me levanté temprano, una cosa que no suelo hacer nada en vacaciones. Pero no lo hubiera hecho de no ser porque mi celular sonó con la alarma. Aún me pregunto para qué rayos puse la alarma. Entonces decidí hacer otra reseña en mi tiempo libre -aunque en realidad estuve dando vueltas y vueltas en la cama para poder dormir otra vez.
Cuando por fin me rendí, me puse la bata y fui directo a la cocina. Lo primero es el café, ¿no suele decirse así?
Y mientras yo desayuno algo saludable (que por cierto, me han saltado unas gotitas del aceite del sartén en la mano xD y me arde-.-) y tomo café, ¡vamos a la reseña!:


*~DESCRIPCIÓN~*

"Liza, dependemos de los ricos, siempre ha sido así", le dijo su madre. Pero la voz de la Srita. Penélope resonaba en su corazón: "No te conformes con una vida sencilla. Busca algo más allá. Al final del día, lo único que nadie nos quitará jamás es nuestra fe. No olvides el peregrinaje de Cristiana".
¿Puede una amistad durar toda la vida? Katherine y Liza. Dos vidas entrelazadas por un peregrinar entre viajes, aventuras y lo desconocido.
Las minas de Cornwall se funden con las de Real del Monte en un México que lucha por su soberanía. La convivencia de dos culturas, retos, sueños, gastronomía, contiendas y religión son el marco de esta apasionante historia. 

         *~OPINIÓN~*
 Hay muchísimas cosas que amo en esta novela; la verdad es que no la considero de las mejores novelas de Keila,pero los gustos son variados, y puede que si tú la lees, te fascine, quién sabe. 
Lo primero que me encanta de esta novela es que la protagonista, Liza Francis,se me hace la réplica perfecta de Mary Slessor
Ajam! Perdón, Mary Slessor fue una gran e intrépida misionera que fue a predicar la Palabra de Dios en África. Ella era pelirroja y de estatura 1.52, tal como Liza. 
No sé si Keila se basó en Mary para personificar a Liza, pero tienen un gran parecido, y mientras la novela avanza, me di cuenta que en sus acciones y aventuras hay una gran similitud. Además de que Mary trabajaba en una fábrica textil y Liza trabajaba en una mina.
Prometo que la próxima reseña será el libro de la biografía de Mary Slessor. ;)

Otra cosa que amé en este libro es que, bueno, me ha encantado cómo Keila entrelaza sus raíces con otra cultura muy diferente. Yo soy mexicana así que si me hablas de atole y chocolate, que se mencionan mucho en el libro, te comprendo a la perfección. Una cosa que me enteré que le encanta a Keila son las novelas de época como las de Jane Austen, las Brontë o Charles Dickens; así que mezcló la cultura de ese país tan elegante y aristocrático que es Inglaterra con uno tan rico y a la vez tan exótico como el nuestro. 
De verdad que nuestra cultura es TAN diferente a la de los ingleses.
Me encanta la gastronomía que se cuenta aquí. Los pastes nos los trajeron los ingleses, y son exquisitos ;) Nos dejaron la costumbre del té y las galletas, el fútbol. Nosotros les dimos el chocolate y el jitomate, y algunas otras muchas cosas más. Además de todo ellos traían sus principios cristianos evangélicos de origen metodista y fueron muy respetuosos con la religión católica del Real del Monte
Además de todo, Keila narra muy bien por qué ser cristiano y por qué ser católico es claramente algo muy diferente.

Keila te lo escribe todo muy sencillo y práctico, la novela es como una carrera rápida, es como darle una vuelta corriendo a toda tu casa o departamento. En un abrir y cerrar de ojos, no te das cuenta de cómo o por qué, pero ya pasaste un año o un suceso. Eso fue lo que no me gustó. Keila sólo da los pormenores en algunas partes, no lo da con mucha explicación; algunas veces generaliza y no lo explica a detalle. Y la verdad es que sí, se queda muy corto para la experiencia que ella tiene.
Perdóneme, señorita Ochoa Harris, ese es un punto que de verdad no quisiera decir, pero tengo que hacerlo: parece que algunas partes de esta novela, o la mayoría de ellas, las hiciste en tres días, sin dormir y cansada de tanto estrés.
Al final de la novela, no te familiarizas con algunas personajes que son importantes y por eso se hace muy redundante. 
De verdad me hubiera gustado mucho que Keila explicara más sobre algunas cosas que en la novela pasaban en una sola frase.
Pero después de todo eso, la historia de Liza es muy simpática y dulce. 

Primero, Keila comienza mostrando lo peor.
Las minas de Cornwall. Y parece que Liza tiene la peor fortuna del mundo, porque es pobre -al igual que Mary Slessor- y su amiga de tantos años, Katherine, ya se casó y ahora es rica y tiene hijos. Entonces un día ella y su esposo aparecen en la mina de Cornwall y le hacen una petición a Liza de ir con ellos a México para visitar las minas de Real del Monte y trabajar ahí. Algo tendría que ocurrir para que Liza pudiera salir de su pobreza y emprender una gran aventura. Y aquí se cumplen gloriosamente las palabras que escribe Jane Austen al principio de su libro "La Abadía de Northanger": 
Sin embargo, cuando una joven está llamada a ser heroína, ni la perversidad de cuarenta familias alrededor podrá impedírselo. Es preciso que ocurra algo, y sin duda tendría que ocurrir algo insólito que pusiera un héroe en su camino.
 Cuando Liza deja a su familia y todo lo que conoce allá en la lejana Cornwall, aparece su héroe, o más bien, su amor imposible, en aquél entonces, yo pensé que ese amor sí era posible. En su viaje en barco hacia México, conoce a un doctor, el Sr. Roberto Smith
Comienzan a conocerse y ambos se sienten atraídos 
 y mientras Liza trabajaba para su egoísta e hipócrita amiga Katherine y se siente miserable, también conoce las cosas que hay en el Real.
La historia de amor en esta novela es bastante cruel y posiblemente, lo más realista posible a lo que era aquella época, y mucho más para una mujer pobre.
Liza se ve atada entre dos hombres, el Dr. Roberto Smith  quien parece ofrecerle todo su amor, y un trabajador en la mina muy inteligente llamado Henry Adams que nunca hubiéramos imaginado que podía enamorarse de ella.

Mientras pasa el tiempo, Liza enfrente retos, disgustos, tragedias y alegrías en Real del Monte y al final de todo, descubre que ella es una peregrina, tal como Cristiana, en el Progreso del Peregrino. 
Y que vale más la vida y enseñar a otros el camino de Dios que alcanzar la fama o el dinero.

Esta novela me pareció un remolino de vivencias culturales y en sí la historia sobre Liza, Katherine, Henry, Roberto y otros personajes me pareció trágica pero muy singular. Es una novela única. 
No es de mis favoritas de ella, pero no me ha desanimado para nada.



Calificación:
7/10.

-PriszZ.