14 mayo, 2016

Tea Time, una metáfora de la vida.


He variado mucho en las entradas desde que renové el blog porque creo que hay muchísimos temas sobre los cuales escribir y me gusta que todos esos temas estén ligados a la literatura, la escritura, la cultura, y sobre todo, mis experiencias hasta el momento. Creo que soy multifacetas porque ya hemos recorrido largo camino desde mis antiguas reseñas de libros hasta el TAG de Narnia y luego la entrada anterior y ahora esto. Siempre hablaré en este blog de todo lo que tenga que ver con las reflexiones que hago en la semana, o mis experiencias, tanto en la vida diaria, como en mi mundo de escritura y literatura, y claro,daré a entender mi punto de vista. Supongo que quienes me conocían desde que mi blog comenzó esta carrera, podrían extrañar mis reseñas de libros. No se preocupen, probablemente la próxima entrada esté volviendo a hacer una nueva reseña. Y quiero preparar a todo aquel que pudiera leerme, esta próxima reseña de libro será sobre algo más... crudo. El libro que escogeré no será nada épico, ni fantástico, ni romántico. Se tratará de un libro basado en hechos reales, y será muy duro para mí reseñarlo porque la historia en sí es muy triste.

Ahora voy a hablar de... bueno, en realidad, no voy a hablar de algo muy importante xD. 
En la semana estaba pensando en las alegorías de la vida, y me encontré que el en sí tiene algunas. No voy a hablar de cuánto nos sirve el té y los poderes que tiene sobre nosotros, o los diferentes tipos de tés, ni nada de eso. Voy a hablar de lo que el té significa para mí. Les contaré una historia.

06 mayo, 2016

Si tu sueño es demasiado grande.



"Tener valor no significa que no vas a tener miedo. Tener valor significa que no vas a dejar que el miedo te detenga".
—Bethany Hamilton.


Una de mis heroínas favoritas de la vida real, a quien respeto y admiro demasiado, quien es ejemplo de vida de muchas maneras es Bethany Hamilton, aquella surfista hawaiana a la cual un tiburón le arrancó el brazo hace tiempo, pero, con o sin brazo, siguió surfeando.

Hace casi tres años, después de ver una y otra vez su película (Soul Surfer) me nació un extraño gusto al surf. Ni siquiera me lo hubiera pensando antes de no ser por la película. El surf es de los deportes más extremos que hay, y en sí, es un gran reto.  Nunca lo he practicado, porque, obviamente, no tengo frente a mi casa una playa paradisiaca ni voy cada fin de semana a Hawai o a California
Pero me gustó tanto la idea de que algún día pudiera montarme en una tabla y deslizarme sobre una ola mucho más grande que mi estatura que supe que tenía que empezar con algo, con algún "regalo de consolación".