He variado mucho en las entradas desde que renové el blog porque creo que hay muchísimos temas sobre los cuales escribir y me gusta que todos esos temas estén ligados a la literatura, la escritura, la cultura, y sobre todo, mis experiencias hasta el momento. Creo que soy multifacetas porque ya hemos recorrido largo camino desde mis antiguas reseñas de libros hasta el TAG de Narnia y luego la entrada anterior y ahora esto. Siempre hablaré en este blog de todo lo que tenga que ver con las reflexiones que hago en la semana, o mis experiencias, tanto en la vida diaria, como en mi mundo de escritura y literatura, y claro,daré a entender mi punto de vista. Supongo que quienes me conocían desde que mi blog comenzó esta carrera, podrían extrañar mis reseñas de libros. No se preocupen, probablemente la próxima entrada esté volviendo a hacer una nueva reseña. Y quiero preparar a todo aquel que pudiera leerme, esta próxima reseña de libro será sobre algo más... crudo. El libro que escogeré no será nada épico, ni fantástico, ni romántico. Se tratará de un libro basado en hechos reales, y será muy duro para mí reseñarlo porque la historia en sí es muy triste.
Ahora voy a hablar de... bueno, en realidad, no voy a hablar de algo muy importante xD.
En la semana estaba pensando en las alegorías de la vida, y me encontré que el té en sí tiene algunas. No voy a hablar de cuánto nos sirve el té y los poderes que tiene sobre nosotros, o los diferentes tipos de tés, ni nada de eso. Voy a hablar de lo que el té significa para mí. Les contaré una historia.
En la semana estaba pensando en las alegorías de la vida, y me encontré que el té en sí tiene algunas. No voy a hablar de cuánto nos sirve el té y los poderes que tiene sobre nosotros, o los diferentes tipos de tés, ni nada de eso. Voy a hablar de lo que el té significa para mí. Les contaré una historia.