27 diciembre, 2017

DÍA 27: Lo que fuiste...


C.S Lewis decía que "parece que nada ha cambiado hasta que nos detenemos y miramos hacia atrás". Eso es exactamente lo que me sucede ahora. Me pregunto qué tan insegura se hubiera sentido una niña que no había aprendido tanto como lo ha hecho ahora. 

Seguramente me diré lo mismo cuando tengo 21 o 24, pero estoy lidiando con mi propio presente y todo lo que he experimentado, todo lo que me ha impactado, todo lo que me ha dejado en blanco, todo lo que ha convertido mis lágrimas en letras sobre un papel, todo lo que me ha inspirado a ser mi mejor personaje y ha lavado mis errores y hábitos malsanos. En este momento me siento algo incomunicada del mundo exterior y sé que estoy teniendo un gran respiro aunque eso se sienta como una gran tormenta. Entonces supongo que Dios nos deja pasar por grandes tormentas para tener como resultado grandes respiros. Estoy acostumbrada a ir tan rápido, a correr hacia la universidad, me enfado cuando el internet deja de funcionar con su agilidad usual, me estresaba cuando mi celular se trababa en alguna aplicación, estoy acostumbrada a que se me sirva lo que quiero o necesito tan rápido que quizá estoy aprendiendo a ser paciente, a tener más fe. El tiempo no me ha esperado nunca y todo lo he querido en cuestión de segundos, pero ahora estoy aprendiendo la lección de esperar, esperar, esperar. Ahora que se me ha permitido que el tiempo me espere, no conozco cómo manejarlo, pero lo logro sin procrastinar. Lo logro dolida, pero viendo la mejor perspectiva. Lo logro, impaciente, pero entendiendo que hay un tiempo para todo. Lo logro, nerviosa, pero intrépida.
La niña de hace unos años nunca lo hubiera logrado. Nunca hubiera podido superar sus tormentas como yo lo hago ahora.No hubiera sabido lidiar con su presente.
Pero, ¿sabes? tampoco hubiera sabido afrontar su vida sin que una tormenta hubiera comenzado.


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